Orlando Poleo
Tamborero mayor de Venezuela (1)
Por Roberto Carlos Luján∗
El percusionista, compositor, arreglista y director de orquesta venezolano Orlando Poleo, es sin duda alguna, uno de los congueros activos más importantes del mundo, junto a Giovanni Hidalgo, Richie Flores, Paoli Mejías y Pedro Martínez. En su disco «Lo bueno de la vida», incluyó el tema Era 2000 en el cual reunió a los tres primeros, más el fallecido Miguel Angá Díaz.
Poleo ha recorrido artísticamente no solo su país natal, también el continente europeo, en un histórico tránsito cimarrón, con la profunda convicción y entendimiento que la práctica consciente y compleja de la mejor música afrolatina exige. Ese trasegar ha sido comprendido por el artista como el buen camino a recorrer, resignificándolo a su vez como lo bueno de la vida.
Natural del barrio Sarría de Caracas, lugar en el cual conoció la música popular y folklórica de su país y el Caribe. Pablo García (saxofonista) fue su maestro quien influyó para que apreciara el jazz. Es el único músico de su familia.
Comenzó profesionalmente a los 14 años de edad. A los 15 años integró el grupo Xabañón, luego actuó con el grupo Autana y participó como miembro fundador en varias agrupaciones como Adrenalina Caribe de Evio Di marzo, Caracas Son 7 de Alberto Vergara y con Gerry Weill. Acompañó a diversos artistas internacionales que visitaron su país, tales como Daniel Santos, Dave Valentín, Pete Conde Rodríguez, José Mangual Jr. e Ismael Rivera, entre otros. Trabajó con el conocido percusionista Miguel Urbina con quien aprendió la ejecución de los tambores Culo e’ puya, luego de su aprendizaje hizo parte del colectivo de pedagogos del Taller de Percusión de Sarría. En 1984 continuó con sus actividades como profesor y director del Taller Experimental de Percusión de Caricuao, otro de los instructores fue el timbalero Alberto Borregales. En 1984, Poleo asume a dirección de las famosas Descargas de los Barrios en Caracas, esa especie de onda musical informal en la cual se reunían diferentes músicos entre reconocidos y anónimos, profesionales y diletantes, paulatinamente se formalizó y con su espíritu a cuestas se crearon un par de agrupaciones las cuales salieron de aquellas descargas en la calle. La orquesta Casino, fue una de ellas, tuvo como conguero a Poleo, a Arturo Guaramato como cantante y bajista y a Alberto Vergara como vibrafonista, entre otros. Los complejos secretos de géneros boricuas igualmente intensos -la bomba y la plena, especialmente-, junto a la ejecución litúrgica y profana de los tambores batá los estudió con los percusionistas Ángel Cachete Maldonado, Giovanni Hidalgo y Anthony Carrillo.
Su primera grabación la llevó a cabo con la orquesta salsera Epa en el disco “No podrán destruirme “permiso” (Corpodisco, 1980) junto a músicos como Nestor Pérez, Enrique Caballero y el cantante Nano Grant. Ha participado con agrupaciones como el Dúo Cobra, Xabañón, Autana y Adrenalina Caribe, entre otras; ha realizado grabaciones de artistas como Sabor Latino, Ricardo Hernández, Trabuco Venezolano y Gustavo Ovalles, entre otros. En Venezuela acompañó al cantante colombiano Yuri Buenaventura en presentaciones en la televisión de ese país. El realizador documental Ives Byllon, en su serie documental en torno a la salsa, dedicó su cuarto capítulo a la salsa de Venezuela, y en ella registró el trabajo de Poleo con la orquesta Complot dirigida por el saxofonista Pablo García (1991).
En 1991 se radicó en Francia. La música latina en Europa recuerda un encuentro de tamboreros mayores sin precedentes, acaecido en 1994, en el cual midieron fuerzas los veteranos maestros de la percusión cubana Federico Aristides Soto Tataguines y Carlos Patato Valdés, auténticos tamboreros de fundamento, junto a Orlando Poleo y Miguel Angá Díaz, dos de sus más aventajados epígonos. De todos ellos, Poleo es el único que sobrevive. El grupo esa noche estaba integrado por el pianista Alfredo Rodríguez. Poleo también tocó en Francia con Eddie Palmieri, Chocolate Armenteros, Papaito, Arturo Sandoval y Archie Shepp, entre otros.
A partir de aquel entonces, Orlando Poleo ha desarrollado un trabajo de suma importancia en Francia, ayudando a visibilizar y popularizar la práctica y preferencia por la música latina, especialmente la salsa. En Europa ha participado en grabaciones con artistas como Bernard Lavilliers.
La música popular desarrollada por Poleo, tiene la enorme ventaja de seducir por igual a bailadores como a melómanos de atención prolongada. Canciones de salsa y temas de jazz latino, contenidos en un solo discurso musical, con todo el universo afrovenezolano posible representan la profunda escuela que hoy por derecho propio lleva su nombre. Poleo ha intentado llevar a un puerto seguro el legado que recogió de sus mentores y de igual manera ha dejado huella con el alto desarrollo de su musicalidad, quizá sea ese el factor clave del éxito de este músico venezolano y su agrupación. Cerca a Paris, en una ciudad a dos horas y media, hay una sala de percusión que lleva su nombre (desde 2009), en una escuela de música clásica. De hecho, en Caracas hay un anfiteatro que lleva su nombre (desde 2012).
Fundó su orquesta en 1995 por la cual han pasado los cubanos Felipe Cabrera (bajo) e Irving Acao (saxofonista), entre otros. Sus discos se han convertido en grabaciones de referencia, para sus colegas y jóvenes valores europeos y latinoamericanos. El primer disco de Orlando Poleo como líder de formación fue «Cimarroneando» (Lyric Jazz, 1996) y reeditado en 2003 por el sello AVR, este disco incluyó números que los melómanos y bailadores siguen celebrando hoy tras una nueva escucha, todavía hay mucho por redescubrir en él. Dicha grabación cuenta con el concurso del flautista, pianista y arreglista Orlando Maraca Valle. Canciones como La clave, Ahora baila, Los hermanos y Somos cimarrones, se encuentran entre las mejores grabaciones del disco. La segunda grabación «El buen camino» (Lyric Jazz, 1997) con su grupo Chaworo -los cascabeles que están adheridos a los tambores batá-, incluye números destacados como Recordando y Cha cha woro, entre otros, interpretados por el sonero caraqueño Edgar Dolor Quijada. «Lo bueno de la vida» (2002), es el tercer disco como solista de este percusionista, importante grabación que reúne a rutilantes figuras de la salsa y el jazz latino. Este disco fue apoyado por diferentes salsotecas y programas especializados alternativos de la ciudad de Cali, los cuales posicionaron canciones como Lo Bueno de la vida, publicidad gratuita y El vago, entre otras. Su más reciente grabación «¡Cúrate!» (Cacao Música, 2007), sigue la línea de continuidad de sus discos anteriores: calidad sabor en cantidad. Canciones como Arriba mi montuno, Soy de Venezuela, ¡Cúrate! y Niños de la calle, son los surcos que han obtenido una notable difusión en Cali.
Referencias
Discografía
«Cimarroneando». (Lyric Jazz, 1996). Notas discográficas.
«El buen camino» (Lyric Jazz, 1997). Notas discográficas.
«Lo bueno de la vida» (2002). Notas discográficas.
«¡Cúrate!» (Cacao Música, 2007). Notas discográficas.
Youtube
Pete Nater. (2015). Entrevista con Orlando Poleo. Francia.
1 Artículo publicado originalmente para SolarLatinClub en 2012, actualizado febrero de 2018.
∗ Sociólogo, productor radial y articulista musical