Javier Plaza
Vivencias de un salsero de barrio
Por Roberto Carlos Luján*
Con motivo de la presencia del cantante venezolano Javier Plaza en Cali -marzo de 2011-, DJ El Chino me solicitó escribir para su blog (Solarlatinclub) un perfil sobre este artista, para ello incluimos algunos apartes de la entrevista radial realizada en el programa Sonido Urbano (UNIVALLE Éstereo 105.3 F.M.) el día 6 de marzo de 2011, en el cual el artista, junto a su manager América Balcázar, expresaron sus reflexiones respecto del oficio y empeño de producir salsa de manera autogestionada.
El tiempo compartido con Javier Plaza en Cali me permitió comprender las motivaciones, anhelos y preocupaciones del artista, las cuales yacen en sus profundas convicciones y actitudes como ser humano. Con el ímpetu del adolescente que desea triunfar y la actitud invencible del hombre experimentado frente a la vida, camina Javier Plaza, con la seguridad de su aporte artístico consciente para la cultura de la salsa de su país, Latinoamérica y el mundo.
El excelente sonero y compositor venezolano Javier Plaza interpreta en cada canción las realidades transcendentales de su mundo social inmediato: el barrio. Característica distintiva de un grupo reducido de artistas, cada vez más escasos, plenamente conscientes de su responsabilidad social con sus coetáneos y las generaciones posteriores.
Javier Plaza llegó a Cali en marzo de 2011 con su más reciente producción discográfica bajo el brazo, así literalmente, el cuarto registro independiente de su orquesta Son-Risa, denominado Con sabor a coco, el cual cuenta con la participación de algunos de los mejores músicos de Venezuela. El esfuerzo autoral e interpretativo de talentosos artistas venezolanos está registrado en este disco de salsa, en el cual los contenidos textuales caracterizados por una postura crítica de gran factura definen una línea autoral continuada por Plaza, a través de sus producciones anteriores.
Sus antecedentes musicales deben buscarse en su familia materna, su madre cantaba aires tradicionales venezolanos. Este ejemplo suscitado en su hogar despertó en él las inquietudes artísticas alentadas posteriormente por el ambiente popular de las calles de su barrio, en las cuales observar y escuchar a los músicos de manera recurrente adquirió un interés tan profundo, el cual no cesó hasta verlo transformado en un oficio deseado para desempeñar en su vida. Su carrera artística comenzó profesionalmente con su participación en el Combo 56 de la guardia nacional, aproximadamente en 1968. Se vinculó luego como conguero al Sexteto Juventud, en su segunda etapa. Justamente, el primer viaje de Javier Plaza a Colombia, se efectúa como músico de dicha agrupación, tuvo como destino el municipio de Maicao en el departamento de la Guajira. Con la orquesta del pianista Enrique Culebra Iriarte, emprendió en firme su trabajo como cantante, participa en algunas grabaciones como cantante y compositor junto a Carlos Kutimba Spósito. A comienzos de la década de 1980, fue llamado para grabar con la orquesta Tarima con la cual registró números como Juan azadón de Enrique Hidalgo y De que tamaño es tú amor, popularizado años después por Héctor Lavoe.
La orquesta Tarima fue un proyecto ideado por Víctor Mendoza, en el cual se buscaba hacer algo así como Noche Caliente. Víctor nos llamó a Kutimba y a mí para ese proyecto grabado hacia 1981-82.
Los proyectos con el bajista Víctor Mendoza continuaron -se convirtió en la primera voz de los coros para las grabaciones dirigidas por este músico- y fue designado para grabar en 1987 el número Lo atracaron anoche de la autoría de Tata Guerra, con la orquesta El Clan de Víctor. Durante los años ochenta, Javier Plaza tuvo la inmensa oportunidad de trabajar con algunas de las más importantes formaciones musicales de salsa de su país, por lo cual se considera un privilegiado. Entre otras agrupaciones podemos mencionar La Banda y su Salsa Joven, Federico y su Combo, La Salsa Mayor, José Rosario Soto y Canelita Medina, entre otros.
La Orquesta Café: ¡Mi escuela real!
“Yo soy nacido en el Tiro blanco y criado en El 23”, es uno de los pregones interpretados por Plaza en la canción de salsa Vivencia, incluida en el disco Criollísima de la orquesta Café (Fama, 1987), con el cual este cantante venezolano declara el orgullo por su procedencia social. El Tiro blanco y El 23, dos sectores populares de Caracas, se han caracterizado históricamente por su alta recepción y producción de música afro-latina. En la salsa la alusión directa al barrio supone una inequívoca identificación.
El Conjunto Sabroso contaba con un importante grupo de músicos -Chino Pérez y Javier Plaza, entre otros-, algunos de ellos pasaron a formar parte de la orquesta Café en la cual Plaza y Joe Ruiz liderarían la delantera vocal. Esta agrupación del barrio 23 de enero se convirtió en una escuela musical de la cual surgieron músicos reconocidos en el mundo de la salsa como Gerardo Rosales, César Chino Pérez y José Ramoncini, entre otros.
La Orquesta Café fue mi escuela real porque tuve la oportunidad de trabajar al lado de Joe Ruiz, el cual considero como el mejor sonero del Caribe. Para mí Joe fue la persona que me ayudó a construir los pregones, me recomendaba muchas cosas para desarrollarlos.
El trabajo interpretativo de Javier Plaza con la orquesta Café, ocupa un lugar privilegiado en las preferencias de cientos de melómanos, para los cuales canciones como Criollísima y Vivencia se han convertido en referencia insoslayable. Criollísima es un vals venezolano adaptado a las posibilidades rítmicas y expresivas de la salsa, arreglo elaborado por el maestro Alberto Naranjo. Vivencia representa un verdadero himno a la vida, en el cual este cantautor consigue sintetizar, como sólo los mejores consiguen hacerlo, en un puñado de minutos las costumbres, actitudes, comportamientos colectivos destacados y un sinfín de hechos singulares de la vida popular acaecida en los barrios de cualquier ciudad latinoamericana.
Javier Plaza tuvo el inmenso honor de cantar con el Trabuco Venezolano, la más extraordinaria formación de música salsa de Suramérica y una de las mejores del continente americano, en 1991 junto a Carlos Spósito, Joe Ruiz, Víctor Mestas, Chino Pérez, ente otros, en un concierto en el cual alternaron con Eddie Palmieri. Acerca de la personalidad y musicalidad del director de esa agrupación el cantante afirmó:
Alberto Naranjo es un fenómeno, ha sido para mí como un papá. Un señor sumamente estricto y correcto con sus cosas. Le agradezco a Joe Ruiz que me llevó al Trabuco. Alberto un auténtico maestro, me enseñó muchas cosas, me orientó, me aconsejó bien cuando me iba para Europa, una escuela para mí.
La experiencia de la salsa en Europa
Javier Plaza viajó a Europa en marzo de 1988, invitado por el timbalero y líder de orquesta Alfredo Franchesqui, veterano percusionista conocido como Cutuflá. Junto a este músico participó en el Combo Ven tú, nombre propuesto a partir de la designación común en el argot de los músicos a un grupo ‘organizado’ para actuar eventualmente como acompañante de solistas internacionales. Luego dicha agrupación adoptó el nombre Charanga Nueva con el cual se le reconoce en la actualidad.
Alfredo fue mi gancho, me abrió las puestas en Europa, llegué a París invitado por él. Azuquita era el cantante oficial de Cutuflá y él se iba, llegué en el momento ideal me dio la oportunidad confió en mí y se dieron las cosas. Alfredo representa para los músicos venezolanos un referente importantísimo en París.
El grupo Caimán era un septeto, en el cual Yuri Buenaventura tocaba bongó y cantaba. Yuri se fue y Javier Plaza llegó a ese grupo, a instancias de la recomendación de Cutuflá, para ocupar el lugar de cantante; con este grupo consiguió presentarse en el Festival Toros y Salsa en la población de Dax en el sur de Francia.
En 1992 realizó su primera grabación en Europa con la extraordinaria orquesta de salsa alemana Conexión Latina:
Conexión Latina es una de las bandas en las cuales me he sentido muy bien, por su sonido, sus arreglos, sus composiciones. Fue la orquesta que me dio la libertad de moverme en Europa, al principio estaba ilegal en París y fue la orquesta que me dio la visa de músico con la cual moverme. Conexión fue tremendo concepto, y digo fue porque murió Rudy Fuesers y comenzó la orquesta a bajar y bajar y total la banda quedó en manos de un amigo mío puertorriqueño bajista llamado Tomás Pérez.
La calidad y los años de experiencia musical en el viejo continente le permitieron participar en un número significativo de producciones musicales de diferentes agrupaciones, algunas de ellas lideradas por músicos latinos -Francisco Zumaqué y Carlos de Nicaragua, entre otros- y de manera especial venezolanos como Gerardo Rosales, Kimbiza, César Pérez, Orlando Poleo, Cutuflá y Marco Toro, acerca de este último afirmó lo siguiente:
Marco Toro es un venezolano que vive en Holanda, allá desarrolló sus cosas y se nota la inquietud en su trabajo. Es un gran conocedor de los tambores venezolanos los cuales ha fundido con el son. Es un músico curioso, talentosos de aquellos siempre quiere estar haciendo mezclas, combinaciones de cosas. Marco Toro para mí es uno de los mejores percusionistas de Venezuela.
¡Saquemos los tambores y cantemos al Caribe!
El espíritu del Caribe transita por el barrio a través de la música con la alegría, fuerza y emotividad bajo una nueva designación: la salsa.
El Caribe para mí es todo. Es una zona de información y de tanta fuerza. Es el motivo de la existencia de la música, es esa cosa que te da energía para proyectar cosas. Significa la escena, el barrio, la fuerza que te transmite para proyectar.
El son montuno Se nos muere el Caribe, contiene un claro mensaje para el intérprete:
Es una especie de denuncia, está creciendo una generación de músicos muy planita, todo muy sencillo, en la cual se está perdiendo la alegría de los solos musicales. A través de nuestro trabajo queremos reactivar los solos, la improvisación en tarima, por eso quise decir: se nos está perdiendo el Caribe.
Su tercera producción El Reencuentro, grabada en Venezuela en 2006, cuenta también con la participación de músicos establecidos de la escena caraqueña y jóvenes valores de la emergente movida salsera del país bolivariano, músicos cómplices de la mejor salsa de su patria… ‘salsa del patio’, afirmaría Plaza.
El Reencuentro surgió como un proyecto con el cual se intentaba llevar a los músicos venezolanos de fuera y juntarlos con los que viven en el país, pero fue imposible el apoyo fue negado para los tiquetes, total decidí irme sólo a Venezuela y comencé a buscar los músicos para grabar un disco y quise denominarlo así.
Son-Risa Con sabor a coco..!
“Con sabor a coco es una expresión que incluye la alegría, la rabia, la calle, el poder, el amor, es un grito de guerra.”, suele afirmar Javier Plaza. Con sabor a coco, representa en la producción discográfica de Javier Plaza el cuarto disco de su orquesta Son-Risa, el cual cuenta con el concurso de algunos de los mejores músicos venezolanos residenciados en el país y otros fuera de él.
El cantautor Rafael Quintero apretó la pluma y le entregó a Javier Plaza el sabroso y consciente número Guaguancó pal’ 23, en el cual se reivindica el histórico valor y aporte de una cantera cultural para el arte venezolano, representado en el barrio 23 de enero de Caracas. Maestro de soneros pertenece al compositor Pablo Martínez Pabloco de San Agustín, en el número escuchamos al experimentado pianista venezolano José Ávila, residenciado en Holanda. Plaza ha dedicado algunas canciones a Colombia y su gente, lo cual se ha convertido en una costumbre la cual agradecemos de corazón desde estas líneas. En tal sentido, encontramos el número Mi vecina. Pa’l sonero mayor es un mosaico de algunas canciones popularizadas por Ismael Rivera, en la primera de ellas escuchamos al cantante Carlos Petters. El genio cuenta con la interpretación del excelente sonero Carlos Kutimba Spósito. Para un cantante integral el bolero resulta imprescindible en su repertorio, por ello el cantante incluyó el número Para enamorarte.
Javier Plaza posee no sólo una importante trayectoria como cantante, también como compositor ha logrado crear un número importante de canciones. Este hecho significativo puede ser rastreado no sólo en sus producciones como solista, también con las diferentes agrupaciones por las cuales ha pasado, así como en innumerables producciones de músicos amigos. Resulta fácil encontrar en su obra la preocupación constante por el discurrir de los aspectos políticos y socioculturales de su país. Es el legítimo interés de cualquier artista consciente del alcance de su obra, en la cual registra las alegrías populares del ambiente festivo del pasado y del presente histórico vivido en su país y en el continente europeo como ciudadano del mundo. Disfraz de rojo, hace alusión a una problemática socio-política, la cual se extiende a lo largo y ancho del continente, ocasionada por la rampante corrupción en su país. Su experiencia personal y artística le ha permitido asumir una postura crítica y reflexiva sobre el oficio adelantado por él y sus colegas:
Los músicos en Latinoamérica en general, Venezuela no escapa a ello, se han formado solamente con la idea de montarse en la cantar y chévere, y el mundo se puede estar cayendo y eso como que no importa, y la cosa no es así. El músico debe tener una opinión, un criterio, debe tener argumentos para organizarse con el pueblo, con la gente, porque es de allí de donde viene toda la información, del barrio, de la calle. Y por eso llamo a los músicos para informarse y trabajar eso: la calle y el barrio.
Javier Plaza realizó el lanzamiento internacional de su nuevo disco el pasado 5 de marzo en la salsoteca Nuestra Herencia del barrio Poblado I de Cali. Una semana después se presentó en Cali por primera vez acompañado por la orquesta Coimbre de nuestra ciudad, en el salón real de la Escuela de baile Swing Latino, dirigida por el bailarín caleño Luis Hernández El mulato. El lanzamiento del disco Con sabor a coco se realizó el día 2 de abril de 2011 en Venezuela, con una actuación en directo de Javier Plaza y su orquesta Son-Risa.
El concierto en Cali, representó para mí un sueño que duró años y años de organizar cosas para Cali, ahora que estoy aquí traigo un derroche de sabor.
América Balcázar, respecto a su experiencia como manager del artista, expresa sus reflexiones en torno a las labores administrativas desempeñadas:
En términos económicos hacer una producción es un trabajo de hormiguitas, cuando se tiene tan pocos recursos por supuesto. Sabemos que no nos vamos a hacer ricos vendiendo discos, tampoco es la intención, y como dice Javier cuando se saca un disco no es para vivir de él, sino para mantenerse activo en el ambiente musical. En todos los discos de Javier, ha contado con un gran apoyo de los músicos, hay unos que no cobran a otros hay que pagarles, pero normalmente lo que sale más caro son los arreglos musicales y bueno por supuesto los estudios. Es difícil realmente sacar un adelante un disco. Existe la posibilidad de sacar un nuevo tiraje el cual puede ser cubierto por el estado.
Hay apoyo del estado para la difusión del artista venezolano. En las emisoras comunitarias, hay ahora un auge de la salsa, tiene bastante aceptación. Con el gobierno del presidente Chávez han surgido una cantidad de emisoras comunitarias que son las que apoyan a los músicos salseros. Estas emisoras hacen frente a la payola, las cuales hacen frente a las dos o tres emisoras comerciales que se sabe lo pagan.
Javier Plaza ha continuado con su carrera musical por diferentes escenarios del mundo, en 2012 regresó a Venezuela para realizar presentaciones junto a colegas como Marco Toro, luego se presentó en Francia. Fue invitado para participar en la reciente grabación del grupo Sonero Clásico del Caribe, prevista para ser publicada en 2012. En la actualidad prepara una nueva grabación con su orquesta Son - Risa, la cual incluirá un homenaje a la ciudad de Cali.
* Sociólogo, realizador radial